El Brexit amenaza los derechos de los más de 129.000 españoles en Reino Unido para acceder a los servicios de salud

- El NHS no podría funcionar sin los 2.400 médicos italianos o los 1.300 españoles
- El Dr. Rowland (BMA) alerta del riesgo atención a pacientes si salieran del Reino Unido los médicos europeos
-En las negociaciones del Brexit se debe asegurar el principio de neutralidad médica” y priorizar los intereses de los pacientes

Madrid, 7 de julio de 2017, “El Brexit amenaza los derechos de los más de 300.000 ciudadanos británicos que viven en España y de los más de 129.000 ciudadanos españoles en Reino Unido para acceder a los servicios de salud y otros servicios sociales”.

Así de contundente se ha expresado el profesor Dr. Andrew Rowland, de la British Medical Association (BMA) del Reino Unido, durante su participación en la IV Jornada Europea, organizada por la Organización Médica Colegial (OMC) en la que ha hecho una exposición sobre el impacto del Brexit en la profesión médica europea, en los pacientes, en los ciudadanos españoles y europeos residentes en aquel país, así como a los ciudadanos británicos que viven en España.

El Dr. Rowland, miembro de la BMA, una organización médica que representa a 160.000 profesionales y estudiantes de Reino Unido, ha hecho un recorrido sobre el impacto del Brexit, en especial, en “la capacidad de los profesionales para proporcionar asistencia sanitaria a los pacientes”.

Tras poner de manifiesto la “amenaza” de los derechos tanto de los más de 300.000 ciudadanos británicos que viven en España, así como a los más de 129.000 españoles que viven en Reino Unido y miles de otras nacionalidades, ha dicho que el Brexit también es una amenaza para los más de 30.000 médicos del espacio europeo registrados en el país que proporcionan una “atención médica difícil de evaluar”.

El prestigioso Servicio Nacional de Salud (NHS) “no podría funcionar sin los 2.400 médicos italianos, los 1.300 españoles o cientos de médicos franceses y portugueses que trabajan actualmente en Reino Unido”, ha asegurado.

Tras poner de manifiesto que un número significativo de médicos del Área Económica Europea que trabajan en el NHS están considerando salir del Reino Unido, ha dicho que, “si esto ocurre, afectaría seriamente la atención de los pacientes en todo el país” y ha añadido que “aumentaría lo que a menudo ya son retrasos inaceptables para un tratamiento”.

También ha señalado que las restricciones a la libertad de circulación de los profesionales y su capacidad para ejercer mediante el reconocimiento mutuo de las cualificaciones profesionales “no solo perjudicaría al Reino Unido sino a toda Europa” y ha añadido que “los posibles efectos adversos del Brexit son bidireccionales y no simplemente una cuestión que afecte al Reino Unido u otros países europeos de manera individual”.

En este sentido, ha apuntado como ejemplo, las medidas de seguridad para los pacientes con el sistema de alerta europeo para conocer cuando un médico tiene prohibido el ejercicio profesional o las garantías en cuanto a la educación y formación médica.

Asimismo, ha hecho referencia a la incidencia en el sector de la investigación y la innovación médica, teniendo en cuenta que el 15% del personal académico de las universidades británicas procede de otros Estados miembros de la UE, así como el hecho de que el fin de la libre circulación “pondrá en peligro la investigación médica de alta calidad en Reino Unidos y en la UE en su conjunto”.

Ha resaltado que la colaboración europea ha llevado a descubrir y desarrollar en el Reino Unido una cuarta parte de los 100 principales medicamentos recetados en el mundo, así como el desarrollo de la mayor canalización de productos de biotecnología en Europa.

Convencido de que las negociaciones para la salida del Reino Unido de la UE tardarán años en completarse, abogó para que las partes negociadoras -Parlamento Europeo, Comisión, los 27 gobiernos de los Estados miembros y el propio Gobierno del Reino Unido-, prioricen la protección de los pacientes y los profesionales sanitarios para para mantener la calidad de la asistencia médica en este periodo de transición.

“La profesión médica europea debe seguir trabajando para asegurar que sus intereses y los de los pacientes a los que sirve se mantengan en lo alto de la lista de prioridades de los negociadores”, ha afirmado.

El Dr. Rowland ha pedido apoyo a sus colegas europeos para “asegurar el principio de neutralidad médica” durante las negociaciones con el objetivo de que el Brexit “no provoque daños colaterales para la salud d los pacientes”.