Avanzar sin perder nuestra esencia

El Dr. Hermenegildo Marcos advierte del potencial riesgo que las nuevas tecnologías y las pretensiones de las grandes corporaciones utilicen a las personas para sus propios intereses y las conviertan en más débiles e indefensas

Estamos en tiempos en los que la única constante es el cambio y  su velocidad aumenta de forma exponencial. Cada día es más difícil prever lo que nos depara el futuro, pero no por ello hay que dejar de imaginarlo en términos prospectivos y reflexionar sobre las posibilidades de cada uno, encontrar respuestas a las preguntas que nos provoca o nos hacemos a nosotros mismos e intentar fijar un rumbo hacia un mundo más justo.

Entre las predicciones que se han realizado acerca de cómo será el mundo en 2025, podemos destacar que tendremos a nuestro alcance el conocimiento absoluto, saber todo lo que queramos, cuándo y dónde deseemos, lo cual, junto con los sensores biomédicos, la Inteligencia Artificial, la secuenciación genómica, las bioimpresoras de órganos, etc. hará que cada persona sea la directora general de su propia salud.

Los avances en robótica nos plantearán el dilema de si el robot sustituirá al médico. Los robots memorizarán gran cantidad de datos y cifras que actualizarán continuamente y pueden contribuir a que el diagnóstico sea más preciso y rápido, pero al carecer de intuición pueden tener problemas a la hora de distinguir un dato fiable de lo que es simplemente ruido, por ello el robot puede dar y ofrecer un abanico de posibilidades de diagnóstico diferencial y posibilidades de tratamiento, pero ¿quién tendrá la capacidad de decidir, el robot o el médico? Parafraseando a Sir William Osler, la tecnología puede suplir a una mente lúcida pero nunca a un corazón generoso.

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