Orígenes del Colegio de Médicos de Salamanca
El Colegio de 1894
Revista Salamanca Médica número 2Los cambios políticos que se suceden tras la muerte del rey Fernando VII con la supresión del Real Protomedicato, dejaron a la clase médica española sin normativa legal que regulase el ejercicio de la profesión; para restablecerla, y en el cambiante curso político del siglo XIX, en distintas provincias se crearon Colegios de médicos 'libres', expresión de una política asociacionista que fue animada por el periodismo médico.
El movimiento asambleario, que condujo a la creación de los colegios ‘libres’ recuerda en cierto modo las cofradías medievales de ámbito local y que consiguieron algunas sobrevivir hasta el siglo XVIII.
En Salamanca, los propósitos asociacionistas cobran realidad con la institución, en 1894, de un Colegio Médico 'libre', no sometido a tutela estatal; el solemne acto de constitución se celebró el dos de diciembre de dicho año en el Salón de Grados de la Universidad. El médico José López Alonso justificó su creación, y en nombre de la Facultad de Medicina, que amparó el proyecto asociacionista, expuso los fines del Colegio el profesor José Muñoz Esteban.
La primera Junta de Gobierno del Colegio 'libre' la presidió el doctor José Luis Muñoz y le acompañaron en aquel órgano rector los profesores de la Facultad de Medicina Isidro Segovia, Indalecio Cuesta Martín y José López Alonso; algunos de los integrantes del gobierno del Colegio 'libre' mantuvieron sus cargos en Juntas posteriores y fueron requeridos para mantener la dirección de la vida colegial tras una su transformación, en 1899, en el Colegio Oficial estatal. Miembros de aquella primera Junta ocuparon puestos de responsabilidad en el política local; en López Alonso y en Indalecio Cuesta fue particularmente relevante su activismo político.
Se hace evidente el deseo de la clase médica salmantina de amparar la actividad del organismo corporativo creado en 1894 con profesionales que ocupaban puestos académicos en la entonces Facultad 'libre' de Medicina y gozaban de prestigio social, profesional y político.
La etapa de pervivencia del Colegio profesional 'libre' contó con el amparo de una sostenida publicidad en la prensa local como lo acreditan las colecciones de los periódicos salmantinos de la época, El Adelanto, La Información y La Opinión; por su parte el Colegio médico 'libre' dio vida a un órgano periodístico propio, La Regeneración Médica, que será tema de recuerdo en un artículo posterior.
La actividad del Colegio 'libre' no estuvo exenta de disputas entre la clase médica, sustentadas por el enfrentamiento de quienes ejercían en la capital y los llamados médicos 'de partido', que cumplían cometido curador en el núcleos rurales.
La creación del Colegio médico 'libre' fue tema de comentario en la revista médica madrileña El Siglo Médico en un número de 1894, y el periodista Enrique de Sena recuerda la historia de su constitución en el artículo "Una incruenta guerra médica en Salamanca", publicado en el periódico El Adelanto, en su número de 11 de febrero de 1984.
La regeneración médica
Revista Salamanca Médica número 3Propósito que animó, desde su constitución, el Colegio médico libre fue la creación de una publicación profesional que difundiera y defendiese los intereses profesionales de los médicos salmantinos. El empeño cobró realidad con La Regeneración Médica, rótulo que responde a lo que fue deseo perseguido, tanto político como cultural, en la España que se debatía, próximo a concluir el siglo, en la guerra a la que puso término el desastre bélico en Filipinas y en Cuba.
La Regeneración Médica inicia su publicación el 15 de abril de 1895; fue revista de aparición bimensual que precisó sus propósitos con el subtítulo Revista de ciencias médicas e intereses sociales. La Redacción se estableció en el número 2 de la calle de San Justo, su precio de suscripción anual era de 6 pesetas y sus páginas se ofrecían "a todos los socios del Colegio Médico".
Su primer director fue el doctor López Alonso y posteriormente se hicieron cargo de la revista los doctores Indalencio Cuesta y Celestino M. de Argenta. La vida de la revista concluye el 31 de julio de 1898; la colección la componen 79 números.
Triple fue la finalidad propuesta para la revista: servir de órgano de relación entre los médicos colegiados, como ya lo anticipa su encabezamiento; difundir información sobre la vida médica nacional y ofrecer medio de difusión a una posible actividad científica o divulgadora de experiencias clínicas. Estos propósitos responden a lo que era empeño en la época, con amplia repercusión, dignificar la clase médica, utilizando el término, tópico en aquellos años, de "regeneración".
La revista no era la primera publicación profesional salmantina; le antecedió el Correo Médico Castellano, del que fue director y propietario el médico José López Alonso, quien suspendió su edición al fundarse La Regeneración Médica. En fecha posterior apareció en Salamanca La Medicina Ferroviaria (1898); en 1913 La Regeneración Médica tuvo fugaz reaparición haciendo defensa del asociacionismo médico, sistema de gobierno de la clase médica legalmente suprimido en 1898.
En su sección doctrinal, La Regeneración Médica publicó un total de 56 trabajos con diversidad de contenido temático, desde los propios clínicos, en su mayoría fruto de la experiencia profesional de sus autores, a los que difundían novedades de recursos diagnósticos y procederes terapéuticos.
La docencia médica y la crítica en la selección del profesorado en la Facultad libre de Medicina fue tema recurrente para los redactores de la revista.
No estuvo ausente en la revista la creación literaria, concretamente la poesía, destacando una selección de textos poéticos del polifacético catedrático de Patología general en la Facultad madrileña de San Carlos, don José de Letamendi.
La decadencia de la revista la impuso el marasmo que afectó a la actividad del Colegio médico libre; la ausencia de colaboradores fue suplida con amplias reseñas de la vida médica nacional. Su desaparición coincide con la imposición del Colegio Médico oficial, que inicia su presencia en la vida médica salmantina comenzado el año 1899.
El Colegio de 1899
Revista Salamanca Médica número 4Los gobiernos conservadores siempre fueron contrarios a la existencia de Colegios de médicos 'libres' por considerarlos desligados de la tutela administrativa gubernamental;
tras un primer reconocimiento oficial de las agrupaciones colegiales de 1894, la Administración, con un Real Decreto de 12 de abril de 1898, dio forma legal a los Colegios Médicos provinciales con inscripción obligatoria de cuantos ejercieron la profesión, justificándose esta medida en una supuesta respuesta a una solicitud de los propios médicos, propicios a una organización colegial de ámbito nacional. El Real Decreto incorpora los Estatutos a los que había de acomodarse la actividad médica.
En realidad el Real Decreto de 1898 y los Estatutos lo que provocó fue incentivar el movimiento de rechazo a lo que se consideró una coacción estatal contraria al espíritu "asociacionista" mantenido durante todo el siglo XIX y que se materializó en los Colegios 'libres' de 1894.
En el clima de desconcierto que creó el triste desenlace de la guerra colonial el Estado dio muestras de vacilación ante la respuesta obtenida por el Real Decreto y antes de concluir el año 1898 se adoptan medidas que buscan modificar algunos aspectos, particularmente conflictivos, de los Estatutos, lo que no impidió que la obligatoriedad de colegiación se ratificara en 1900, de nuevo en 1904 y finalmente en 1917; tres fechas que dejan al descubierto las dificultades que tuvo que vencer la Administración para vencer la resistencia del asociacionismo médico a una normativa de ámbito nacional.
Fecha importante, por sus resultados, es la de 1904 cuando el doctor Carlos María Cortezo, desde la Dirección General de Sanidad, firma una Instrucción que, no obstante posee un rango muy inferior al del Decreto de 1899, consiguió impulsar de modo efectivo la implantación de la colegiación obligatoria.
En Salamanca, el tránsito del asociacionismo libre a la colegiación obligatoria se impuso, inicialmente, sin suscitar rechazo, posiblemente por el debilitamiento de la autoridad del Colegio médico libre, cuya última Junta, con aceptación de sus miembros, pasó a ser, por orden gubernativa, órgano transitorio de dirección del Colegio Oficial, correspondiéndole organizar las elecciones de las que surgiría la Junta llamada a dar efectividad real a lo que disponía el Real Decreto de 1898 y su Reglamento.
Fueron aquellas elecciones, celebradas en los primeros días del mes de febrero de 1899, las que provocaron una crisis al enfrentarse dos candidaturas, siendo derrotada la presentada por los médicos “de partido”. La autoridad gubernativa designó como presidente interino al médico Florencio Pollo Martín, que había sido presidente de la Junta electoral.
La prensa local, El Adelanto, el Noticiero Salmantino y El Lábaro, ofreció información prácticamente diaria de las vicisitudes que jalonaron una áspera polémica entre médicos de la ciudad, en su mayor número del Claustro médico, y los médicos rurales que aspiraban a contar con presencia propia en el órgano de gobierno del Colegio. En la pugna electoral, y contra todo pronóstico, obtuvo la Presidencia del Colegio Oficial el médico Casimiro Baz Iglesias, que militaba en el partido de Romero Robledo.
El capítulo final
Revista Salamanca Médica número 5Lo que fue vivido como agria disputa en los meses que siguieron a la elección de la primera Junta del Colegio Oficial de Médicos lo comentó con pormenor la prensa salmantina, en crónicas casi diarias y con frecuencia como información preferente dando constancia del interés social que se otorgaba a la vida médica de la ciudad, similar a la que se vivió, iniciado en el siglo XX, con los episodios que iban a concluir convirtiendo en Facultad estatal la Facultad 'libre' que creó la Junta revolucionaria en 1868.
Los médicos de Salamanca componían, en parte por el prestigio local del claustro médico, estamento social privilegiado, lo que se confirma con la frecuente presencia de médicos en los órganos de gobierno, la Diputación provincial y el Ayuntamiento.
En la disputa recogida por la prensa se debatió no tanto la solicitud de las elecciones que impusieron la primera Junta del Colegio Oficial como la pugna soterrada entre quienes se mostraron favorables a la introducción de la Administración en la vida colegial y los que añoraban el Colegio de 1894.
Casimiro Baz pretendió abandonar el puesto de presidente por las críticas que soportó, pero el gobernador civil se lo impidió con el argumento deque "eran inadmisibles dimisiones por tratarse de cargos con carácter obligatorio". Ratificada así la autoridad de la Junta, ésta buscó la reconciliación con los sectores de la clase médica defraudados por los resultados de la consulta electoral; la prensa difundió un llamamiento de "La Junta de Gobierno a sus compañeros" en la que se encarecían los beneficios que iba a propiciar una unidad todavía lejos de ser lograda al tiempo que se recordaba la obligatoriedad de cumplir con el trámite de colegiación, acto de aceptación del Colegio que tardaría en hacerse totalmente efectiva.
Lo que sucedía en Salamanca no era más que expresión local de un movimiento de repulsa a la colegiación obligatoria de ámbito nacional y que se reproduce en el artículo "Una protesta" que publicó en su primera página El Adelanto en el número de 27 de febrero de 1899. Lo realmente importante de aquella protesta se descubre, en Salamanca, en la categoría académica y profesional de los firmantes, profesores de la Facultad de Medicina como Indalecio Cuesta, que había presidido el Colegio “libre” en1895, Isidro Segovia, Manuel Periáñez, Emilio Jaramillo y Gabriel López, y profesionales con bien ganado prestigio como Arturo Núñez, Cayo Alvarado,J osé de Bustos y Ricardo Díez Sánchez.
Reunidos en Asamblea, celebrada en el Anfiteatro de la Facultad de Medicina, se aprobó solicitar fuese derogado el artículo del Real Decreto que imponía la colegiación obligatoria; se sabe que la solicitud se cursó y que la respuesta administrativa fue denegatoria.
La Junta de Gobierno del Colegio Oficial, en su afán por encauzar la actividad del nuevo órgano corporativo de los médicos, convocó una Junta general extraordinaria, celebrada en el Salón de Grados de la Universidad el 3 de abril; en ella, calificada por un cronista del acto como "constituyente", se procedió ala aprobación del "Reglamento" de orden interno del Colegio, y como se había hecho en el Colegio médico 'libre',se buscó la aceptación de la institución colegial por los médicos rurales. La importancia que muchos médicos habían concedido a la libertad de colegiación, lo arraigado en ellos de aquel ideal fue causa de que la implantación de la colegiación obligatoria no se hiciera definitiva realidad hasta 1917.