Médico simplemente

El Dr. José Luis Garavís reflexiona en este artículo sobre la esencia de la profesión médica y pone en valor la figura del "médico" en un momento dominado por la politización de la Sanidad y por la presión que ejercen corporaciones del ramo y la industria farmacéutica

“Soy médico simplemente”, le escuché decir en una ocasión al Profesor Ciril Rozman, autor del tratado de medicina con el que nos hemos formado multitud de médicos en España y Sudamérica. Hace unos años tuve la suerte de asistir a una conferencia en la que pude escuchar al Profesor Rozman frases como esta y otras muchas reflexiones expuestas con sencillez y sabiduría.

“Ser médico simplemente” en un momento en que la profesión se enfrenta a importantes retos derivados de los cambios que está experimentando la sociedad actual, parece un objetivo muy simple, pero tienen implicaciones muy profundas. Ser “médico simplemente” implica comprometerse con los valores y principios esenciales de la profesión médica: primacía del bienestar del paciente, autonomía del paciente y justicia social, compromiso con una asistencia de calidad, con la accesibilidad, con la distribución de los recursos, con el saber científico, con la confidencialidad, compromiso de honestidad con los pacientes. Un buen médico, nos decía el Profesor Rozman, debe adquirir unos conocimientos y mantenerlos actualizados, debe tener unas habilidades y utilizarlas, no renunciar a sus sentidos, observar, oír palpar, oler. Hoy se tiende a pedir muchas pruebas complementarias, incluso antes de haber realizado una exploración física y esto no lo debe hacer un buen médico. Un buen médico debe tener una concepción biopsicosocial del enfermo: “el hombre no es de ninguna especialidad médica”.

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